El pueblo, en medio de la Sierra de Urbasa, es fantástico para pasar unos días tranquilos, con un entorno natural sencillamente increíble, destacando el paseo hasta el nacedero del río Urederra. Además, tiene la ventaja de estar bien situado para realizar excursiones a Vitoria, Olite, Pamplona, Logroño, incluso San Sebastián no queda demasiado lejos.
El alojamiento es una casa con 4 habitaciones dobles, cada una con su baño (esto se agradece mucho cuando el número de viajeros es grande, nosotros éramos 8) y un gran salón con chimenea, todo completamente equipado (teníamos hasta raquetas de frontenis para dejarnos el pellejo en el frontón del pueblo).
La logística en el pueblo es complicada, ya que no hay tiendas, pero varios vendedores llevan lo básico varias veces al día. Estella está muy cerca y te puedes aprovisionar cada par de días. Además, ese es uno de los atractivos del turismo rural, estar un poco alejado del mundanal ruido.
Los pueblos vecinos de Zudaire y Eulate ofrecían buenas alternativas para comer en sendos restaurantes muy bien de precio y con menús más que aceptables.
Los quesos de la zona son otro de los atractivos por los que mereció la pena la semana que pasamos allí.
Por último, el dueño se mostró tremendamente amable con nosotros desde el momento en que contactamos con él para hacer la reserva y no tenemos más que palabras de agradecimiento por el magnífico alojamiento que tiene, quizás un poco más caro que otros en la zona, pero sin duda con gran atractivo y comodidad.
Estuvimos en verano y por desgracia fue anormalmente caluroso. No descartamos volver en otra época para disfrutar del otoño o la primavera (el invierno debe ser demasiado "heavy" para gente del sur), cuando sin duda los paisajes de la zona deben resultar aún más increíbles.